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Brillando En La Oscuridad
Ficción

Episodio 2: El Colapso Inevitable

La historia de un ejecutivo en su lucha contra el trastorno de ansiedad.

img el colapso inevitable • https://brillandoenlaoscuridad.org/episodio-2-el-colapso-inevitable/ • Autocuidado y Bienestar, Recursos y Herramientas • ansiedad, estigma, liderazgo, trabajo •
EPISODIO 2

El Colapso Inevitable

Era jueves, apenas tres días después de la tensa reunión que había marcado el inicio de la semana. Andrés se encontraba en su despacho, mirando fijamente una pantalla llena de correos electrónicos que demandaban su atención. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar, reviviendo los momentos de pánico que había experimentado. Estaba comenzando a reconocer un patrón preocupante que no podía seguir ignorando.

Mientras se levantaba para dirigirse a otra reunión, sintió que su respiración se aceleraba y su pecho se oprimía. Cada paso hacia la sala de conferencias aumentaba su ansiedad. Al llegar, se saludó con sus colegas y tomó asiento, intentando proyectar una imagen de calma. La reunión comenzó, y mientras un colega presentaba las últimas estadísticas de ventas, Andrés intentaba concentrarse, pero sus pensamientos eran un torbellino.

De repente, las cifras en la pantalla se volvieron borrosas. El sonido de la voz de su colega se alejaba, como si hablara desde el final de un túnel largo y oscuro. Andrés sintió cómo su cuerpo empezaba a temblar ligeramente, y un sudor frío cubría su frente. «No ahora, por favor, no aquí,» pensó desesperadamente. Pero su cuerpo no le hacía caso.

Sin poder controlarlo, Andrés se levantó abruptamente, interrumpiendo la presentación. «Disculpen, necesito un momento,» murmuró con voz quebrada antes de salir rápidamente de la sala. Caminó a paso ligero hacia el baño más cercano, cerró el cerrojo de la puerta detrás de sí y se apoyó en el lavabo, mirándose al espejo mientras intentaba recuperar el control.

Las lágrimas comenzaron a brotar, mezclándose con el sudor de su frente. «¿Qué me está pasando?» se preguntó a sí mismo en voz alta. Tras varios minutos de lucha interna, logró calmar su respiración. Salió del baño y decidió que no volvería a la reunión. Necesitaba aire fresco. Se dirigió hacia la salida del edificio y caminó sin rumbo por las calles de Madrid, intentando poner en orden sus pensamientos.

Finalmente, se encontró sentado en un banco de un parque cercano, mirando a las personas que pasaban. Todos parecían llevar vidas tan normales y tranquilas. «¿Por qué no puedo ser como ellos?» se cuestionaba. En ese momento, decidió que no podía seguir así. Necesitaba ayuda, no solo para él sino también por el bien de su familia y su carrera.

Esa tarde, después de años de resistirse a la idea, Andrés tomó su teléfono y marcó el número de un psicólogo recomendado por un amigo hace tiempo. Con voz aún temblorosa, pero con una determinación que no había sentido en mucho tiempo, pidió una cita. Sabía que este era solo el primer paso, pero también entendía que tenía que empezar por algún lugar.

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